Si el mundo es redondo, no sé que es ir adelante.
(Facundo Cabral)
Me gusta dibujar, le respondí al maestro, (aún no los llamábamos profesores). Consideró con buen criterio que no destacaría en lo artístico así que me envió a la escuela de delineación. Cuando salí con el diploma bajo el brazo, mi padre me lo arrebató y decidió enmarcarlo para que presidiera la habitación. Pero el trabajo no entraba, así que me dediqué a oficios diversos. Toda actividad humana no es en vano; de todas se aprende y todas dejan poso. A mediados de los ochenta se me ocurre enviar unas cartas de promoción, no muchas. Y primero una, después dos y hasta tres personas tuvieron la amabilidad de encargarme pequeños trabajos. Después el boca a boca trajo algunos clientes más y hoy 25 años han pasado y puedo proclamar con satisfacción que todos siguen siendo clientes, algunos a su vez colaboradores y el que así lo ha querido amigo.
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